
El hotel Toruño está al borde mismo de la marisma de El Rocío, en una vieja casona restaurada con buen gusto y estilo de la tierra. En su planta superior tiene unas habitaciones con ventanales que dan a la marisma, es decir, al hogar de las aves. Los ornitólogos y aficionados al avistamiento de aves se pelean por tenerlas reservadas con un año de antelación. Vienen desde las islas británicas, Alemania, Escandinavia, como queriendo recibir por adelantado a las especies que en el verano vivirán en aquellos parajes del norte europeo.
Pueden visitar aquí la web del hotel
Y al frente, cruzando la calle de tierra, nos espera el Restaurante Toruño, con más vistas a la marisma, que lucha por distraer nuestra atención, centrada en los estupendos platos de su carta. El paté de perdiz, las gambas de ahí mismo, la ternera mostrenca, y una corvina a la plancha sublime, son aciertos de esta cocina sencilla, donde la calidad de la materia prima es la base de su éxito.
Fotografías y estilismo: Rosa Ferlo